Guarding the Constant Companionship of the Spirit

Guarding the Constant Companionship of the Spirit

 How easy it is to lose the guidance and company of the Holy Spirit? Learning the contrast between the joy we feel when close to God, and the emptiness when we allow temptation to distance us from Him.

The Gift of the Holy Ghost

After baptism, we are given one of the greatest gifts: the gift of the Holy Ghost. Elder David A. Bednar said:

"The Holy Ghost is a sanctifier who helps us become clean and pure and prepares us to return to the presence of God." (April 2006, That We May Always Have His Spirit to Be with Us)

The Holy Ghost warns, comforts, and testifies. When we are living worthily, the Spirit can be a constant companion.

But how easy it is to lose that companionship!
President James E. Faust warned:

"The Spirit cannot dwell in an unholy or unclean tabernacle." (October 2000, The Gift of the Holy Ghost—A Sure Compass)

The Feelings of Being Close to God

When we are close to God, we feel peace, clarity, and love. As Paul taught:

"The fruit of the Spirit is love, joy, peace, longsuffering, gentleness, goodness, faith, meekness, temperance." (Galatians 5:22–23)

We feel grounded. We have strength to resist temptation. We are more forgiving, more patient, more hopeful.

Nephi expressed it beautifully when he said:

"My soul delighteth in the things of the Lord; and my heart pondereth continually upon the things which I have seen and heard." (2 Nephi 4:16)

The Feelings When We Distance Ourselves

In contrast, when we sin, even in small ways, the Spirit withdraws. We begin to feel confusion, anger, irritation, despair, and loneliness. Moroni reminds us:

"And if ye have no hope ye must needs be in despair; and despair cometh because of iniquity." (Moroni 10:22)

Satan doesn’t usually tempt us with obvious, immediate rebellion. Instead, he works slowly, incrementally.

In The Screwtape Letters, C.S. Lewis has a senior devil explain:

"Indeed the safest road to hell is the gradual one—the gentle slope, soft underfoot, without sudden turnings, without milestones, without signposts."

Small sins, little compromises, justifications—this is how Satan works. He numbs our conscience little by little until, as Alma warned:

"The devil cheateth their souls, and leadeth them away carefully down to hell." (2 Nephi 28:21)

Notice that word—carefully.
Satan is strategic. He knows that if he can just get us to lower our guard slightly, the Spirit will start to withdraw. We won't even notice it at first.

Modern Examples of Gradual Temptation

Consider how easy it is to justify small things:

• Skipping prayer one night because we’re tired.
• Rationalizing a little dishonesty.
• Becoming casual with the Sabbath.

Each small act pushes the Spirit a little farther away.

Elder Jeffrey R. Holland taught:

"You cannot afford to be casual about your obedience." (April 2017, Be Ye Therefore Perfect—Eventually)

How to Keep the Spirit Close

So how do we avoid this slow drift? 

Daily prayer and scripture study. President Russell M. Nelson said:

"In coming days, it will not be possible to survive spiritually without the guiding, directing, comforting, and constant influence of the Holy Ghost." (April 2018, Revelation for the Church, Revelation for Our Lives)

Quick repentance. The sooner we recognize and correct small sins, the sooner we invite the Spirit back.

Partaking of the sacrament with real intent.

The sacrament prayers promise us "that they may always have his Spirit to be with them." (Moroni 4-5

Choosing environments that invite the Spirit. Music, entertainment, conversations, and friendships all either invite the Spirit—or drive it awatSatan will try to lure us quietly and softly away from God. But we have been given the tools to remain spiritually awake.

As C.S. Lewis wrote:

"The prayers offered in the state of dryness are those which please Him best."
Even when we feel dry or distant, our small acts of faith keep the Holy Spirit with us.

Let us be vigilant. Let us choose light daily, and fiercely protect the companionship of the Holy Ghost, for truly, there is no greater blessing on this side of eternity.

                                                                TRANSLATED TO SPANISH
                                                                TRADUCIDO AL ESPANOL                    

Guardando la Compañía Constante del Espíritu

¿Qué tan fácil es perder la guía y la compañía del Espíritu Santo? Aprendemos a distinguir entre el gozo que sentimos al estar cerca de Dios y el vacío que sentimos cuando permitimos que la tentación nos aleje de Él.

El Don del Espíritu Santo

Después del bautismo, se nos concede uno de los dones más grandes: el don del Espíritu Santo. El élder David A. Bednar dijo:

"El Espíritu Santo es un santificador que nos ayuda a ser limpios y puros y nos prepara para regresar a la presencia de Dios."
(abril de 2006, Para que siempre tengamos Su Espíritu con nosotros)

El Espíritu Santo advierte, consuela y testifica. Cuando vivimos dignamente, el Espíritu puede ser un compañero constante.

¡Pero qué fácil es perder esa compañía!
El presidente James E. Faust advirtió:

"El Espíritu no puede morar en un tabernáculo impuro o inmundo."
(octubre de 2000, El Don del Espíritu Santo: una brújula segura)

Los Sentimientos de Estar Cerca de Dios

Cuando estamos cerca de Dios, sentimos paz, claridad y amor. Como enseñó Pablo:

"El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza."
(Gálatas 5:22–23)

Nos sentimos firmes. Tenemos fuerza para resistir la tentación. Somos más comprensivos, más pacientes, más esperanzados.

Nefi lo expresó hermosamente cuando dijo:

"Mi alma se deleita en las cosas del Señor, y mi corazón medita continuamente en las cosas que he visto y oído."
(2 Nefi 4:16)

Los Sentimientos Cuando Nos Alejamos

En contraste, cuando pecamos, incluso en cosas pequeñas, el Espíritu se retira. Empezamos a sentir confusión, enojo, irritación, desesperación y soledad. Moroni nos recuerda:

"Y si no tenéis esperanza, es necesario que estéis en desesperación; y la desesperación viene a causa de la iniquidad."
(Moroni 10:22)

Satanás usualmente no nos tienta con una rebelión obvia o inmediata. En cambio, trabaja lentamente, poco a poco.

En Cartas del diablo a su sobrino, C.S. Lewis hace que un demonio mayor explique:

"De hecho, el camino más seguro al infierno es el gradual: la pendiente suave, el suelo blando, sin giros repentinos, sin hitos, sin señales."

Pecados pequeños, pequeñas concesiones, justificaciones: así trabaja Satanás. Adormece nuestra conciencia poco a poco hasta que, como advirtió Alma:

"El diablo engaña sus almas y los conduce cuidadosamente al infierno."
(2 Nefi 28:21)

Observa esa palabra: cuidadosamente.
Satanás es estratégico. Sabe que si logra que bajemos un poco la guardia, el Espíritu comenzará a retirarse. Al principio, ni siquiera lo notaremos.

Ejemplos Modernos de Tentación Gradual

Considera lo fácil que es justificar pequeñas cosas:

• Saltarnos la oración una noche porque estamos cansados.

• Racionalizar una pequeña deshonestidad.

• Ser casuales con el día de reposo.

Cada acto pequeño aleja un poco más al Espíritu.

El élder Jeffrey R. Holland enseñó:

"No pueden darse el lujo de ser casuales con su obediencia."
(abril de 2017, Sed, pues, vosotros perfectos—eventualmente)

Cómo Mantener al Espíritu Cerca

Entonces, ¿cómo evitamos este alejamiento lento?

• Oración diaria y estudio de las Escrituras. El presidente Russell M. Nelson dijo:

"En los días venideros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la guía, la dirección, el consuelo y la influencia constante del Espíritu Santo."
(abril de 2018, Revelación para la Iglesia, revelación para nuestra vida)

• Arrepentimiento rápido. Cuanto antes reconozcamos y corrijamos los pecados pequeños, más pronto invitamos al Espíritu de regreso.

• Participar de la Santa Cena con verdadera intención.
  Las oraciones sacramentales nos prometen: “para que siempre tengan su Espíritu consigo.”
  (Moroni 4–5)

• Elegir ambientes que inviten al Espíritu. La música, el entretenimiento, las conversaciones y las amistades o invitan al Espíritu... o lo alejan.

Satanás tratará de alejarnos de Dios en silencio y con sutileza. Pero se nos han dado las herramientas para mantenernos espiritualmente despiertos.

Como escribió C.S. Lewis:

"Las oraciones ofrecidas en tiempos de sequedad son las que más le agradan a Él."

Aun cuando nos sintamos secos o distantes, nuestros pequeños actos de fe mantienen al Espíritu Santo con nosotros.

Seamos vigilantes. Escojamos la luz cada día y protejamos con firmeza la compañía del Espíritu Santo, porque en verdad, no hay bendición más grande de este lado de la eternidad.