Who Are We When No One Is Watching
President Gordon B Hinckley once shared a striking observation about character. He taught that you cannot truly measure a person by how they perform their daily work. Real character is revealed when the work is finished. It is revealed in where a person goes, who they choose to be with, and what they do when they are free to do as they please.
He illustrated this truth with a powerful comparison. The eagle and the hog both work hard. Both provide for themselves and their young. But when their work is done and they are free, they choose very different environments. The eagle rises. It seeks clean air, open skies, and higher ground. The hog sinks. It looks for mud and filth, because that is what it loves.
President Hinckley’s point is simple but piercing. People can be either eagles or hogs in their leisure time.
Obedience When It Is Optional
This teaching invites an uncomfortable but necessary question. Who are we when obedience becomes optional
It is relatively easy to live the commandments when structure surrounds us. Church on Sunday. A calling. A visible community that expects a certain standard. But discipleship is not proven in structured moments. It is proven in unguarded ones.
What do we do when no one is checking
Who do we become after we leave church
When Beliefs Are Not Shared
Consider the moments when we are surrounded by people who do not share our beliefs. Friends. Coworkers. Social circles. Potential romantic relationships.
Do we quietly lower our standards to fit in
Do we mirror habits we once avoided in order to be accepted Drinking. Cussing. Joking in ways that slowly dull our spiritual sensitivity.
None of these choices happen all at once. They happen subtly. A laugh here. A compromise there. A justification that says it is harmless or temporary.
But leisure reveals love.
The eagle does not avoid the mud because it is forced to. It avoids it because it does not belong there.
Testimony Beyond the Chapel Doors
A real testimony is not something we put on for Sunday and remove on Monday.
True love for God is demonstrated in continuity. The same values inside the chapel continue outside of it. The same standards we defend among believers are quietly upheld among nonbelievers.
This does not mean we isolate ourselves or judge others. Christ sat with sinners. He loved deeply and without condition. But He never mirrored behavior to gain acceptance. He never diluted truth to maintain comfort.
He was constant.
The Question That Matters
Joshua’s ancient challenge still speaks with urgency today:
“Choose you this day whom ye will serve.”
This is not a one time declaration. It is a daily choice made in small moments, quiet settings, and unobserved decisions.
President Hinckley’s teaching leaves us with a personal question that cannot be answered publicly. Only privately.
When I am free to choose
Where do I go
Who do I seek
What atmosphere do I love
Because that answer reveals far more than our Sunday appearance ever could.
We can be good people. Kind. Hard working. Well liked.
But discipleship asks for more than goodness. It asks for loyalty. Integrity. Alignment.
The eagle rises not because it is watched, but because it loves the heights.
President Gordon B Hinckley reminded us with clarity and mercy:
“We are not asked to be perfect, but we are asked to be consistent.”
The eagle does not rise because it is required to. It rises because it loves higher ground.
When structure disappears, belief is revealed. When no one is watching, loyalty is proven.
So the real question is not whether we attend church. It is whether the God we worship on Sunday is still the God we serve when obedience is optional.
Quiénes Somos Cuando Nadie Nos Ve
El presidente Gordon B Hinckley compartió una vez una observación impactante sobre el carácter. Enseñó que no se puede medir verdaderamente a una persona por la manera en que realiza su trabajo diario. El carácter real se revela cuando el trabajo termina. Se revela en a dónde va una persona, con quién decide estar y qué hace cuando es libre de hacer lo que desee.
Ilustró esta verdad con una comparación poderosa. El águila y el cerdo trabajan duro. Ambos proveen para sí mismos y para sus crías. Pero cuando su trabajo termina y son libres, eligen ambientes muy distintos. El águila se eleva. Busca aire limpio, cielos abiertos y alturas mayores. El cerdo desciende. Busca el lodo y la suciedad, porque eso es lo que ama.
El mensaje del presidente Hinckley es sencillo pero penetrante. Las personas pueden ser águilas o cerdos en su tiempo libre.
La Obediencia Cuando Es Opcional
Esta enseñanza nos invita a una pregunta incómoda pero necesaria. ¿Quiénes somos cuando la obediencia se vuelve opcional?
Es relativamente fácil vivir los mandamientos cuando existe estructura. La iglesia el domingo. Un llamamiento. Una comunidad visible que espera cierto estándar. Pero el discipulado no se prueba en momentos estructurados. Se prueba en los momentos sin vigilancia.
¿Qué hacemos cuando nadie nos está observando?
¿Quiénes nos convertimos después de salir de la iglesia?
Cuando Las Creencias No Son Compartidas
Consideremos los momentos en los que estamos rodeados de personas que no comparten nuestras creencias. Amigos. Compañeros de trabajo. Círculos sociales. Posibles relaciones sentimentales.
¿Bajamos silenciosamente nuestros estándares para encajar?
¿Imitamos hábitos que antes evitábamos para ser aceptados? Beber. Decir groserías. Bromear de maneras que poco a poco adormecen nuestra sensibilidad espiritual.
Estas decisiones no ocurren de golpe. Ocurren de forma sutil. Una risa aquí. Una concesión allá. Una justificación que dice que es inofensivo o temporal.
Pero el tiempo libre revela lo que amamos.
El águila no evita el lodo porque alguien se lo exige. Lo evita porque no pertenece ahí.
Testimonio Más Allá De Las Puertas De La Capilla
Un testimonio real no es algo que nos ponemos el domingo y nos quitamos el lunes.
El amor verdadero por Dios se demuestra en la continuidad. Los mismos valores dentro de la capilla continúan fuera de ella. Los mismos estándares que defendemos entre creyentes se sostienen silenciosamente entre quienes no creen.
Esto no significa aislarnos ni juzgar a los demás. Cristo se sentó con pecadores. Amó profundamente y sin condición. Pero nunca imitó conductas para ganar aceptación. Nunca diluyó la verdad para mantener comodidad.
Él fue constante.
La Pregunta Que Importa
El antiguo desafío de Josué sigue hablando con urgencia hoy:
“Escogeos hoy a quién sirváis.”
Esta no es una declaración de una sola vez. Es una elección diaria que se hace en momentos pequeños, en entornos silenciosos y en decisiones que nadie más ve.
El águila no se eleva porque esté obligada. Se eleva porque ama las alturas.
Cuando la estructura desaparece, la creencia se revela. Cuando nadie observa, la lealtad se prueba.
Así que la verdadera pregunta no es si somos vistos en la iglesia. Es si el Dios al que adoramos el domingo sigue siendo el Dios al que servimos cuando la obediencia es opcional.
